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Coinbase protagoniza un debut histórico con sabor agridulce

Uno de los grandes acontecimientos bursátiles de 2021 ha resultado ser el estreno de un negocio dedicado a las criptomonedas, activo que compite con el mercado de acciones por atraer inversores.

La plataforma de intercambio de criptomonedas Coinbase debutó este miércoles en el selectivo tecnológico Nasdaq y tuvo el estreno soñado: sus títulos se revalorizaron un 31% hasta los 328 dólares y llegó a alcanzar los 429 dólares -disparando momentáneamente su capitalización hasta unos 100.000 millones.

Finalmente, terminó elevando su capitalización bursátil por encima de los 85.000 millones de dólares tras perder algo de fuelle al final de la sesión. La cifra, en cualquier caso, pulveriza los 8.000 millones de dólares en que la valoraba su última ronda de financiación, acometida hace solo tres años.

Llevando la comparación a las empresas españolas, su valor superó por momentos la suma de los dos mayores bancos nacionales: el Santander y el BBVA. Precisamente esta última entidad es una de las beneficiarias 0de su eclosión. En 2015 compró una participación en Coinbase y el valor de esa inversión se ha multiplicado seis años después. Aunque el BBVA prefiere no comentar el tamaño de su participación, explica que es “significativamente inferior al 1%”.

En plena ebullición del bitcoin, que llegó a superar los 64.000 dólares, máximos históricos, y se ha revalorizado cerca de un 800% en un año, el negocio florece. Coinbase ha dado un enorme salto cualitativo en el primer trimestre, un periodo en el que sus ingresos escalaron a 1.800 millones desde los 190 millones de hace un año, y su beneficio rebasó los 700 millones. Su servicio parece vivir un crecimiento imparable: es utilizado por 56 millones de clientes, frente a los 43 millones de finales de 2020 y los 32 millones de un año antes.

El estreno de Coinbase no solo ha llamado la atención por el tipo de negocio al que se dedica. La empresa, sabedora de la enorme demanda de sus títulos, decidió empezar a cotizar directamente, sin bancos colocadores. El método contribuye a elevar la volatilidad, y es poco habitual, aunque en el pasado ya ha sido utilizado por firmas como Spotify o Slack.